Tuesday, November 28, 2006

Vuelve a casa y tendremos

Vuelve a casa y tendremos
domingos de hacer el amor
y permanecer en la cama
cómodos y acurrucados
hasta que nos levante el hambre.

Vuelve a casa y tendremos
lunes a viernes de rutina
estable, de lucha diaria,
de almuerzos con música
y planes mutuos y
pensamientos compartidos,
de lavar platos interrumpidos
por saciar deseos ligeros
y regresar al estudio o trabajo
como quien despierta de una siesta
o de un chapuzon de agua fresca,
de seis buenas noches por noche
tras dos horas de charla y
"debemos dormir",
de mañanas de turnarnos la tarea
de cantar y tironear del abrazo
cálido de la cama al adormecido
compañero de aventuras.

Vuelve a casa y tendremos
sábados,
sábados de colectar
semillas de sueños de las nubes
y sembrarlas en la tierra
para cosechar realidades!
de construir bloque a bloque
nuestras verdades,
de crear nuestras vidas
y re-crearnos
eterna y constantemente
el uno al otro.

Friday, November 24, 2006

There is a thrill of love and fear
that keeps me up at night,
and when you ask what I’m thinking,
here’s what goes through my mind:
Thank you
for making me constantly aware
of the pleasure wells
held within my body,
for keeping me conscious
of the spots that trigger
goose bumps and pleased smiles,
for reminding me of
the flowing rivers
that innervate my skin and flesh.
Thank you
for always making sure I remember
how enjoyable it is
to be spoiled and cuddled,
to fall asleep hugged,
to wake up kissed,
to be looked at with eyes
that water “I’m falling for you,”
to be wrapped in arms
that hold “Don’t go away,”
to be brushed by lips
that don’t pronounce
the words our bodies shout.

Thursday, November 23, 2006

Todos Juntos


Abro la puerta del apartamento, adentro Andrés y Jorge juegan playstation, Facundo toca en la cama, y Miguel esta sentado a la compu al fondo. Entro y Brandon me sigue unos pasos. Mira alrededor del cuarto, pero nadie lo determina. "I had a really good time, Malena. Thank You." Sonrío. "What a wonderful woman!" exclama en un intento de interacción que le reafirme que existe. Los cuatro responden a coro "a la orden." Pero el único que desvía sus ojos de lo que está haciendo para decirlo es Facundo, y en seguida vuelve a su guitarra. Cierro los ojos y ahogo una carcajada. Brandon también sonríe, una sonrisa extrañada, si no un poco incomoda. Me abraza y me da un beso. "I'll see you Friday, then?" Yo asiento con la cabeza y él se va. Me zambullo en la cama y se me escapa un suspiro que se hace eco en el silencio. Escucho que Miguel deja de teclear por un segundo, y me parece ver que sonríe. Andrés y Jorge siguen jugando y Facundo me pregunta "enamorada, ya?" "Comieron?" pregunto por respuesta, mientras me incorporo y voy hacia la cocina. Abrazo a Miguel y le doy un beso, quizás maternal, en la cabeza. "Uy, hace un hambre!" dice. "Hazte algo rico, nena" reacciona finalmente Andrés. "Es que yo ya comí, ahí hay jamón y queso, háganse unos sanguches." Desde el espejo del baño me miro risueña. Cuando salgo nadie se ha movido un centímetro. Hoy estoy de buen humor, y se aprovechan. Yo les sirvo sanguches.

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Malena sueña con algo a mi lado cuando despierto. Esta hablando dormida. Andrés y Jorge duermen en el colchón. Me encuentro con la mirada de Facundo desde la cocina. Malena vuelve a hablar, pero no se entiende lo que dice y nos causa mucha risa. Puta, ya son las tres! Le tiro una almohada a Jorge. "Huevon! Vos no tenias que estar en el teatro hace media hora?" "Hmmm," es todo lo que responde. Me levanto y pongo música mientras Facundo calienta agua para el café y el mate. Cuando Bob Marley está por empezar su segunda canción, Jorge se levanta como una flecha. Se oye el portazo del baño, el inodoro, el portazo del baño. Yo prendo un cigarrillo y Jorge se pone unos pantalones que son de Andrés y no le cierran, se los quita y los tira sobre una de las pilas de ropa, se pone otros, una camiseta, un gorro rasta que en realidad es de Facundo. Se sienta a mi lado a enchufarse las medias y las zapatillas. Le paso el cigarrillo, y él lo toma preguntando: "Parse, no hay ganja?" "Igual no tenés tiempo, boludo" le dice Facundo desde la cocina. "Apúrate, hombre!" le digo quitándole el cigarrillo. Se amarra los cordones con rabia, traga agua, sale corriendo con un portazo. Malena da vueltas en la cama. Esta despeinada y tiene los labios manchados de vino. Se tapa y se destapa la camiseta que lee "Latina & Proud," la tanga, esas piernas de bailarina. Finalmente se levanta, y va a acurrucarse con Andrés. "Hay que pagar el alquiler," murmura medio dormida.

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Nomás es que abro la puerta del apartamento y me choco con las piezas de la batería. Que fucking escándalo! Me cayeron todas encima! Ya no se aguanta vivir en esta puta casa! La mierda se derrama por todos lados, las cosas nos invaden el espacio. Las pintura y demás materiales de Miguel se han apoderado de la cocina. El barro con el que esta haciendo esa estúpida estatua y el yeso de las máscaras han tomado posesión del baño. Comemos esparcidos por el piso, porque Andrés ha declarado la mesa su área de trabajo: computadora, scanner, impresora, cuanto aparato se le ocurra a uno! No se puede sacar ropa del armario sin tropezarse con mis zancos y vainas de malabares - Malena habla muy literalmente cuando dice que esta casa parece un circo! Levantarse a media noche al baño es toda una hazaña, porque a uno se le puedo tropezar el pie con un zapato de baile o un amplificador, se le puede estrellar a uno en la nariz una guitarra, un tambor, mi bajo que siempre anda siempre con la mala maña de esconderse, o uno se puede dar de pleno en el estómago con el teclado de Andrés que tiene la manía de moverse constantemente de lugar cuando nadie lo ve. Se mezcla la ropa de todos y ya no se sabe cuál es limpia y cuál es sucia, se enredan los cables y no se sabe qué es de qué, se pierden los encendedores y las llaves...por esos estamos siempre todos tarde a todos lados... si alguien colgara las llaves en la fucking puerta, o las guitarras en la pared! Para que me habré martillado yo el maldito dedo poniendo esos clavos? Y para acabar no se puede ni dormir en paz! Siempre hay alguien activo, es cuestión nomás de que uno se acueste y cierre los ojos para que otro justo llegue y se ponga a hacer ruido. También con los horarios de cada uno! Con el tiempo que estoy pasando yo en el teatro, no he podido ir a ver uno solo de los recitales de Malena! Y desde que Facundo y Miguel se consiguieron ese trabajo viven en ese bar de mala muerte! Andrés es el único que siempre está en casa, pegado al monitor de la PC. A mí en el teatro me hacen trabajar como un perro y me pagan una miseria! Y a ése le pagan el doble pa que esté todo el día sentado con las paginas web! Quisiera saber yo cuando vamos a ensayar! … Puta! Hoy había que pagar el alquiler!

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"Mierda, Jorge! Dónde te habéis metido? Hace horas que fuimos a pagar el alquiler!"
"Puta, parse, se me pasó dejar la plata esta mañana. Recién salgo del ensayo."
"'Se me olvidó, se me olvidó.' No se como carajo, pero Facundo puso tu parte por ti, porque si no otra vez tarde y nos cobran por eso. No seas tan irresponsable!"
"Cálmate, Andrés. Tú porque estas todo el día en la casa, y no tienes el lío en la cabeza como el resto de nosotros. No es tan insólito que se me haya pasado."
"Ay no, vale! Otra vez con eso? Que esté en la casa no significa que no trabajo y no ando también con mil cosas en la cabeza. Si me la paso el día entero 'laburando' (como diría Facu.) Por cierto, dijo que ensayamos mañana a las diez en el estudio de ..."
"'Dijo qué?! Quién mierda se cree Facundo? El jefe de quién? Yo tengo obra mañana! Por que no pregunta?"
"Por que se supone que escribamos nuestros horarios en el calendario. Malena no tiene que bailar mañana, y Facundo y Miguel arreglaron para quedar libres. Como que tenés obra mañana? Escribe bien las cosas, tío, aquí marcaste solo viernes y sábados!"
"Get off my back! En cualquier momento se le va a ocurrir armarnos un horario para cagar! Igual en esta casa todo el mundo hace lo que quiere!"
Yo no le respondí porque en ese momento la música que suena en el stereo dice todo lo que hay que decir: "Por eso estamos como estamos, por estamos siempre nos quejamos, y tal parece que gozamos con ver las cosas al revés!"

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Cuando llego a la casa Jorge está preparando algo de cenar. Por lo menos el nene se digna a cocinar, y no lo hace mal. Hoy hubo demasiada gente en el bar, no quiero traer el stress a nuestro hogar. Prendo incienso y un faso - el humo es todopoderoso! "Y los demás?" me pregunta Jorge. "Malena debe haberse ido hace rato al teatro, hoy tenían doble función. Miguel no sé donde está: hoy no le toca laburar" respondo agregando, "che, y Andrés?" El frunce la cara y me dice, mirando para otro lado: "Debe haber ido a ver a la nena esa, si para eso sólo sale de la casa! Hoy discutimos porque yo me fui en la mañana sin dejar pa'l alquiler. Que carajos habla él si estaba dormidote! Como no tiene nada que hacer! Mi parte está sobre la mesa, por cierto, me dijo que lo pusiste por mí, gracias."
A mí me cuesta no apadrinar a Jorge por llevarle diez años de vida, como a Malena le cuesta no hacernos de madre por ser la única mujer. Últimamente, Jorge y Andrés discuten mucho, y bastante fuerte. Pero ya nadie se preocupa, porque enseguida vuelven a ser los mejores amigos. Por suerte, porque si llegamos a tener que tocar, esas malas vibras afectarían la música. Mientras todos sigamos compartiendo la pasión por nuestra música, todo estará bien … Bueno, eso y tener pa'l alquiler.

Desde Miami - Capitulo 5: LIFE FLOWS Y NO HAY QUE DARLE COLOR


Este neo-proverbio es una síntesis de expresiones de mis dos amores, Murli y Cris, mi autodeclarada familia (que por cierto, cursi y todo como la canción ésa "we are family!", se me sale el corazón every time I hear one of them say it.) The flow se refería originalmente a nuestra relación (o sea, eso decía Murli de su relación conmigo, sin embargo me di cuenta enseguida que la descripción se aplicaba igual de perfectamente a mi relación con Cris.) It's both about the Fluidity (as in something that is not solid and therefore is free to change form and mutate), and about Flowing (as is in eternally going, like a river that goes through places and is always and never the same.) The philosophy behind it is also about the "it just flows" (as in nobody tries to dam it or direct it), and about the "let it flow" (as in "let it be", be as it is on its own quality of existence, that is, not as you want it to be.) Claro como el lodo? No sé si aclaro o ensucio el picture con lo que digo, pero quiero seguirlo intentando. El amor y las relaciones fluyen, como la vida, no hay quién la controle, ése es el gran error de muchos: tratar de controlar, label, perpetuate love unchaged. Cuando uno se desprende de esa necesidad (que es más una obsesiva costumbre causada por nuestras propias inseguridades) uno flota en la libertad de vivir el presente. Eso sí, tampoco es cierto que a falta de las piedras que nosotros mismos les ponemos en el camino, las relaciones y la vida fluyen sin obstáculos. Nah, se enreda el tramo a veces, uno pone cara de culo (como se dice en Argentina), pero el único truco es no darle color, punto. "No le'de'color!" es lo que dice Cris ante cualquier "situación." Hay que ser concientes de que las personas únicamente hacemos lo que queremos hacer. Cierto, no todo lo que nos toca hacer nos hace felices, a veces decidimos aguantarnos ciertos sacrificios por un buen final, pero aún así es decisión propia. Si uno sufre desamor, hay que ser conciente de que nadie lo obligo a enamorarse. Yo escojo vivir como vivo y donde vivo, y "sarna con gusto no pica." O sea, aguántatela, decidí ser feliz, y pa'lante! (como se dice en Panamá.) A los problemas no hay que darles color ni importancia, hay que tragárselos con pan y agua. La otra cara de la moneda es la segunda frase que repite Cris a diario, la que se le sale ante la mas mínima sonrisa que le da la vida - desde un vaso de agua fría en el calor de Miami o una comida rica cuando hace hambre, hasta ver pasar por la calle una mujer digna de voltear el cuello o sentirme en medio de la noche acostarme a su lado en nuestra cama (que es tan pero tan chiquita que la bautizamos "el king-size".) La susodicha frase es: "La suerte del vago!", que a menudo se corea simplemente: "La sueeerte!" Es admirable y saludable esta simple manera de apreciar, de ser conciente de todas las razones (grandes y chiquitas) que tenemos para andar contentos por la vida.

Desde Miami - Capitulo 4: BABYLON


Babylon es el problema, porque España le hizo a Latinoamérica lo que Chile le hizo a la isla de Pascua; las dictaduras, apoyadas por E.U. o no, abrieron las venas de América Latina y causaron desaparecidos en todo el mundo, desde Rusia hasta Japón; y la imagen de edificios en llamas en Panamá o Bagdad no es tan diferente de las de las torres gemelas hace cinco años, o de las de Beirut la semana pasada. Quién es, entonces, "el malo"? No es un país, ni un gobierno (ni una persona, ni una política,) es un concepto, un conjunto de ideas en las que basamos nuestras sociedades … éso es Babylon - violencia, ignorancia, conformidad, la supervivencia del más fuerte, el complejo de superioridad de cada nación que se cree "el pueblo elegido", el concepto de propiedad privada, el amor celoso en vez de aquél para el cual la felicidad del otro es imperativa para la de uno mismo, etc. Miami podría ser el ombligo o el corazón de Babylon tanto como lo fue Roma, o como lo podría ser Nueva York, o Buenos Aires, o Bogota, o Madrid. Sin embargo, y he aquí el rayito de esperanza, aún viviendo geográficamente en el centro de Babylon se puede vivir fuera de Babylon, o al menos hacer el intento. Se puede amar libremente. Es posible trabajar sin caer en la rutina. Se vale rehusarse a acumular cachivaches materiales. Se puede vivir en Florida, sin soñarse el sueño americano. Es posible atreverse a empujar los limites, vivir fuera de la norma, romper las reglas; sino aspirar a cambiar el mundo, al menos negarse rotundamente a hacerse el ciego a las atrocidades, a apoyar con silencio las injusticias, a capitular la vida propia a las opiniones de otros, a enredarse en el consumismo. Hay que negarse a vivir Babylon, aunque se viva en Babylon.

Desde Miami - Capitulo 3: DIME CON QUIEN ANDAS Y TE DIRE QUIEN ERES


Hay una canción de Elton John, Tiny Dancer, con la cual siempre me he, o me han, identificado que presagia "you'll marry a music man." Yo no me he casado, pero me gustan los músicos, atraigo músicos, vivo con músicos, me enamoro de músicos. Y es verdad, que sería de la danza sin la música? Cierto que hay algunos avantgardistas que pretenden que el movimiento es suficiente en sí mismo y arman coreografías sin música, pero yo no estoy de acuerdo. Por lo tanto, no me molesta, me gusta, que en el apartamento en el que vivo haya más instrumentos musicales que muebles y más grabaciones de música (CDs, cassettes, discos, videos, etc.) de lo que jamás ha habido ni habrá comida. El apartamento, ubicado a cuadras de la playa, bautizado cariñosamente La Solagozadera y cuyo slogan es, según Cris, "bienvenidos a mi mundo, acá no hay de todo, pero de lo que hay no falta nada," más que el apartamento de nadie es una propiedad pública, una casa comunal. Le gente entra y sale cómo se le da la gana a cualquier hora del día o de la noche. Siempre hay alguien durmiendo en el sofá, y es común que cuando se acaban los espacios acolchonados los cuerpos tapicen el piso. Lo peor que puede pasar es que no haya nadie que tenga cigarrillos ni nadie que venga en camino para pedirle que traiga alcohol. Sobran notas, ritmos y acordes de improvisación colectiva; poesía para leer; aventuras para contar o escuchar; carcajadas y pasiones, placeres e intoxicaciones. Lo que si no existe entre esas cuatro paredes es privacidad. Pero no me quejo, I like the communality y las incomodidades de La Solagozadera. Sometimes I long to live by myself in a clean apartment con vista al mar, but must of the time I like living the struggle. Living at the beach can be a bitch, because of the isolation (sobretodo cuando el transporte se limita a bicicletas y buses). Es bastante simple, en South Beach no hay Walmart, so you gotta do with what you have. Cris, que por chileno le cayó el titulo de dictador de la casa, ha creado una sola ley: "En esta casa está todo permitido, menos enamorarse." Por cierto que el otro día tomándome una colada en el Cubanísimo se me acercó un borrachito, me recitó una poesía, y luego me dijo, en tono de declaración de independencia o juramento a la bandera, "Yo no me enamoro." "Me parece muy bien, se ahorra dolores," le respondí yo - yo que no hago otra cosa que enamorarme (con o sin dolores, pero siempre de buena gana, por que, como diría la Chilindrina, lo que pasa es que sucede que acontece que yo nunca quiero más de lo que quieran darme.) Eso sí, yo estoy orgullosa de llamar a mis amigos míos, porque mientras yo volaba al sur a empaparme de tango y cagarme de frió en Buenos Aires, ellos se fueron al norte, a morirse de calor y esparcirse por los nuyores (New Jersey, Connecticut, Manhattan, Queens,) no con travelers' checks, sino con pulseras, tobilleras y cinturones de semillas pa' vender en los conciertos y la calle, con guitarras, bajo, platillos, redoblante, y esperanzas de ganarse si no la vida al menos la cena a punta de música y sombrero en el subway; no con hotel reservations, sino con números de teléfono (de amigos, familiares, amigos de familiares, y familiares de amigos.) Se fueron a alabar a la vida, representada en New York (Our Lady of the Subways) por medio de rituales tan intensos como concierto de Manu Chao, y tan dispares como Calle 13 y Cerati. Aparte de los instrumentos, llevaban algo de ropa, y los neceseres básicos: condones, cuerdas de guitarra y cepillo de dientes (en orden de importancia.)

Desde Miami - Capitulo 2: LA CALLE PROVEE



No hay que desesperarse tanto, la calle provee. De hambre no te vas a morir, la calle provee. Techo no te hará falta, y si no, para eso están los parques. En Madrid ya había aprendido que cuando hace mucho sueño las bancas en las plazas ni se sienten duras. La calle provee, en cualquier ciudad del mundo. La calle provee muebles, televisores, ventiladores (eso ya lo había aprendido en Kentucky), chocolates, amigos, experiencias - sobre todo experiencias. Hasta saxofonistas provee la calle! Eso es un cuento en si solo. Si mal no recuerdo como me lo contó mi roommate, compañero de ideologías y cómplice de filosofías de vida, Cris, sucedió así: Tocaba esa noche Sabia Bruta su clásico show de sus primeras semanas de existencia: 100% improvisado (sigue siendo un despilfarro de buena música improvisada, solo que ahora ya pretenden que practican, o mas bien: de vez en cuando improvisan un poco en privado antes de ponerse a improvisar en público.) Justo antes de ellos tocaron jazz un grupo de viejitos. Si han escuchado alguna vez un conjunto de jazz formado todo por viejitos, sabrán lo bien que suenan - no es cualquier cosa! Éstos se ponían rojos de vergüenzas sólo pensando en subirse a improvisar después de un espectáculo de esa calidad. Sin saber qué hacer, Cris salió del bar a dar una preocupada vuelta a la manzana. Mientras caminaba, fumaba. Y mientras fumaba, pensaba. Mientras caminaba, pensaba y fumaba, escuchó las notas de un saxofón que parecían poder sólo provenir del talento innato de un negro de Nueva Orleans. El Oso, le decían al homeless, quien estuvo muy contento de ser invitado, así de la nada, a subirse a un escenario. Hasta el sol de hoy todos opinan que ése fue el mejor toque de Sabia Bruta. Pero como el Oso no tenia ni casa ni teléfono, no hubo esperanza de mantener el contacto, y tal cual como suele pasar en episodios de la vida tan surreales como ése, nunca lo volvieron a ver. Existirá el tal Oso, o será que era un ángel de la calle? Yo tengo mi cuento propio de las oportunas e inesperadas sorpresas que provee la calle. Resulta que salí un día en bus a hacer trámites, y hablando por teléfono me pasé la calle en la que tenía que bajar. Me tocó caminar de vuelta un buen número de cuadras y hacía un calor de esos que sólo hace en Miami en verano. Venía maldiciendo porque no tenía nada con qué amarrarme el pelo, que sudado me acaloraba. Llego a la parada del bus añorando la sombrita, pero hay ya tres señoras gordas y un haitiano apretados en la banca. Total que me toca pararme bajo el sol tenaz en la esquina. Me apoyo en un poste de luz y cuando miro ahí en el piso - un gancho de pelo negro! La calle provee. Y además, no caprichosamente y cuando se le da la gana (como a veces hace dios,) sino oportuna, infalible, milagrosa, cuando más se la necesita, como los detalles de una madre.

Tuesday, November 21, 2006

Desde Miami - Capitulo 1: Señoras y Señores: South Beach!




Cuando estuve un mes en South Beach a fin del año pasado escribí: "No sé en qué momento en la cama con quién o quiénes, o en cuál almohada, o quizás en la playa, en la música, in god knows which chemically induced altered state of mind, se me perdió la realidad. Me refiero a la realidad previa en la que vivía, que fue rápidamente reemplazada, cual inundación, por una nueva. El cataclismo was the kind of thing that slaps you into another world and makes la brújula de tu vida spin. I am very lucky for having stumbled upon yet another soul-mate. We are lucky to have found people that happen to be as crazy as we are, think as open-mindedly as we think, and love as freely as we do."




Cuando estuve allí dos semanas en abril escribí:
"Hay tanta creatividad en el ambiente que la respiras y la sudas.
Me siento productiva.
Recargo baterías."

Cómo no iba a enamorarme de un lugar así? Es un lugar en el que, además, puedo tanto darme el lujo de ir a la esquina a comer yuca sancochada o frita y plátanos en el Pollo Tropical (una cadena de comida rápida muy exitosa), como de ir al café argentino que está en la otra esquina a comer empanadas de carne o de humita, o facturas. Es un lugar donde puedo comprar polenta, dulce de leche o de batata y yerba mate de la marca que quiera en la tienda de la cuadra. In Miami I feel like I am where I'm supposed to be, versus the general feeling of being out of place que teñía mis días en Kentucky.

En Miami he aprendido muchas cosas. En los siguientes cuatro posts, algunas de ellas ...





Argentina - Capitulo 5: Buenos Aires Parte II



A Buenos Aires lo nadé, lo recorrí de cabo rabo y de rabo a cabo, a pie, en taxi, en bus y en subte. Camine muchísimo por Once y por el centro, y fui a dar al Obelisco y al Teatro Colón. Me harté de capuchinos, medialunas, torta de ricota y garrapiñada. Me gasté una fortuna en libros. Buenos Aires me empapó de frío y me llovió lindas sorpresas: las causalidades me guiñaban los ojos a cada rato y en cada esquina. En Buenos Aires perseguí y pesqué regalos para mí y los míos. En Buenos Aires me tatué. En Buenos Aires conviví, un vez más, con un hombre que desde siempre he amado sin razones, ni intereses, ni tapujos, ni condiciones.


Argentina - Capitulo 4: Resistencia



En Resistencia, con mi primo, fume, me emborrache, volví a vivir y a dormir abrazada. El está trabajando en un teatro haciendo las luces. Me hundí un poquito en ese mundo. Volví a tocar un light board, a manejar un spotlight, conocí buena gente (semejantes, como diría mi madre, actores, performers de circo)... baile tango con el cuando el teatro estaba vacío. Nos leímos el uno al otro, compartimos. Es verdad que vivimos dos realidades impresionantemente paralelas. De ahi cruzamos a Corrientes, y seguí comiendo asado hasta que me enferme … y finalmente parti de vuelta a Baires en un bus, medio delirando de fiebre y con un tobillo hinchado por que me lo doble cayéndome de las escaleras. Mauri me hablaba desde afuera de la ventana con letras del alfabeto mudo … las palabras y las lagrimas sobraban.


Monday, November 20, 2006

Argentina - Capitulo 2: Villa Angela



Los trucos del transporte público colectivo son un artificio, o maleficio, q no llegué a dominar en la Ciudad de Panamá, donde crecí, pero que aprendí rápida y efectivamente en Miami a fuerza de necesidad. La sensación de independencia que da saberse libre de ir a cualquier lado por las venas del enorme organismo que es una ciudad, es incomparable. You feel somehow "off the hook" when you don't need a car to move around and get to wherever it is you need to be. Además, te sacas de encima la culpabilidad de que el auto propio es el granito de arena personal en la playa de la polución global.

El viaje en ómnibus de Buenos Aires a Villa Ángela, Chaco, donde vive mi familia, fue largo (14 horas,) pero se sintió aún más largo porque pasé mucho, muchísimo frío. Nos dieron de cenar nada más y nada menos que sanguches de miga. Acto seguido, apagaron las luces y pasaron una película. No sé a quién se le ocurrió pasar El Exorcista! Come on! En el ómnibus había chicos, y además uno estaba tratando de relajarse y/o dormir, no buscándose pesadillas! En vano intenté dormir con los gritos que pegaba Emily Rose. Igual, cuando se terminó la película, tampoco pude dormir: pasé tanto frío toda la noche, que lo poco que dormí, lo dormí apretando las mandíbulas tan fuertemente que cuando desperté a la mañana siguiente me dolían tanto los dientes que no podía masticar. A toda hora se subían vendedores pregonado: "Sanguches de jamónyqueso y milanesa, saaanguchee!" o "Aaalmohadones, dos por 5 pesos, aaalmohadoneeee." Pero jamás se subió nadie vendiendo una frazada, por la que hubiese sido capaz de pagar cualquier cosa.

Llegué a mi destino una hora antes de lo esperado y después de empujar un poco y ser empujada otro poco, rescate mi mochila. Llamé a mi tío abuelo con la noticia de que ya estaba en Villa Ángela, y él salio corriendo a buscarme en su moto. No sé para qué, porque la motito esa sienta una y solamente una persona, así que me tocó irme a la casa en remís y él nos siguió. Mi abuela esperaba en la puerta. Poco después aparecieron mis tíos y mi prima. Los días se me han pasado desde entonces a punta de charla, de leer y de escribir. Leí ya una el libro de Isabel Allende que compré en Retiro, El Camino de la Reina, y el Aleph de Borges. En Panamá, curiosa o tal vez irónicamente en Vía Argentina, había un café que se llamaba El Aleph. Hasta entonces nunca había sabido el por qué del nombre, que resulta ser, en la novela de Borges, un punto en el que existen simultáneamente todos los espacios, en el que convergen todos los caminos, en donde reside el universo al unísono. Recuerdo haber ido solo un par de veces, pero por alguna razón siempre asocié ese lugar con mi madre y con los días más bohemios que yo conocí de ella. También leí una colección de cuentos de autores panameños que me resultó muy interesante porque, al conocer a varios de ellos se me hacia más tangible su voz en la palabra escrita. Por ejemplo, leí el cuento de Consuelo Tomas imaginando que lo contaba ella con el mismo tono de voz que le oí "echando cuentos" (como se dice en Panamá) y tomando mate. Recuerdo que esa noche ella hizo alguna alusión a que su matrimonio no funcionó porque se casó muy joven, a los dieciocho o diecinueve años, y no sabía lo que hacía. Mi madre no perdió la oportunidad de hacerme un gesto de "viste?", ya que yo y mis rebeldes quince años pretendía, o quizás tan solo soñaban, con casarme con mi novio de esos días. Yo, y mis rebeldes quince años, opinamos, altaneros, que "a los veinticinco a veces tampoco funciona," aludiendo a la edad que tenia mi madre cuando se casó con mi papa (unos diez años antes de divorciarse.) Recuerdo que ese día, Consuelo apoyó mi lógica.

Entre libro y libros, los días acá transcurren muy iguales. Mis abuelos se levantan temprano en la mañana, el desayuno es una interminable charla de mate y galletitas que dura hasta que ya es hora de cocinar el almuerzo. Como acá el almuerzo siempre consiste de un plato o fácil dos, y después el postre y la fruta, también se pasan otro par de horas comiendo. Después viene la sagrada siesta. Los abuelos duermen hasta las cinco de la tarde. Yo aprovecho, me hago un tesito digestivo (porque me viven atragantando de deliciosa comida) y escribo, o me voy a lo de mis tíos a usar el Internet. A las cinco, a la mesa otra vez a tomar la leche (que sólo en Argentina se vende en bolsa) o más mate con galletitas. He tomado tantos galones de agua (entre todo lo que tomo con el almuerzo y la cena, el tesito diario, y los litros de mate) que seguro en una semana me he hecho una limpieza total de organismo. Además, seguro que regreso verde de tanto mate. El entretenimiento hasta la hora de la cena consiste en el crucigrama del periódico, que los viejos completan con un interés apasionado y al que yo también, debo confesar, me he vuelto adepta. Entre las siete y las ocho se cocina, y a las nueve o diez se ve algo de televisión. Luego, a dormir y empezar de nuevo.

Encontré a mi abuela aún más delgada (no pensé que fuera posible!) y más débil. Duerme más profundo (ella era de las que duerme con un ojo abierto y con cualquier movimiento se despierta,) sin embargo ahora resulta que se levanta tres o cuatro veces a lo largo de la noche para ir al baño. Alguna vez ella me cambió los pañales, y ahora yo se los cambio a ella. Dos veces por día (para la siesta y en la noche), la cambio y la acuesto. Not only that, but I have to read and write in bed, because if I don't go to sleep myself, she'll stay awake until I'm there. Me cuesta mucho hacerle de niñera y enfermera a mi abuela. Me siento culpable, pero lo evito en cuanto puedo y dejo que lo haga alguien más. Será que la fortaleza de mis 20 años se rehúsa a enfrentarse con la realidad de la vejez, que prefiero voltear la cara para no mirarme en ese espejo del inevitable futuro? Me he dado cuenta de que cuando pienso en ella, la imagen que conjuro en mi cabeza es la realidad de hace unos doce años, y no la de ahora. Lo único que permanece igual en la figura de mi abuela, que tiene el pelo más blanco y la piel le cuelga mas, son los anteojos de vidrio verdoso. La otra noche tuve una pesadilla en la que yo estaba toda arrugada, con las precisas arrugas de mi tío en la cara. Vine a la Argentina soñando con la comida de mi abuela, ya que nadie cocina como ella, pero resulta que ya no cocina, por que se cansa sólo de estar de pie. Eso sí, colecciona, en un cuaderno muy prolijo, las recetas de repostería de Blanca Cotta que vienen los domingos con el periódico. Otro cambio que he notado es que se ha acostumbrado tanto a la dentadura, que antes escondía, que ahora ha agarrado la mala costumbre de sacársela en la mesa cuando termina de comer para limpiarle con un escarbadientes los restos de comida que le estén molestando. También noté, no que tiene mala memoria (no me toco repetirle las cosas mucho que digamos), pero que tiene una especie de lagunas mentales. No se acuerda nada de las veces que vino a visitarnos a Panamá. La ultima vez que yo estuve acá, ella todavía me decía que siempre se acordaba perfectamente, y me agradecía, por la vez que se desmayó en el baño en medio de la noche y yo fui la única en la casa que se dio cuenta. Por eso me llamaba su angelito de la guardia. Ahora resulta que no se acuerda del suceso. Querrá decir eso que he dejado de ser su angelito? A pesar de todo, sigue teniendo fuerzas (y además mi tío abuelo le hace coro) para rezongar: "No puede ser que no durmás las siesta!", "Eso es muy poco jabón para la ropa!", "Basta! Eso es mucho dulce de leche en el pan!", "Como vas a andar descalza?", "No salgás sin abrigo!", "Por qué tenés que ir a Resistencia?" No logro convencerlos de que no tengo que cortarme la basta de los pantalones, que si está así es porque tiene historia, porque ha vivido mucho, porque la he arrastrado en muchos lados.

El sábado fui con mi prima y sus amigas a la feria rural. Vi artesanías en cuero, libros, maquinarias de campo, y chanchitos, conejitos, cabritas, ovejas, vacas, caballos … en fin, lo que se te ocurra en materia animal. Comí helado, algodón de azúcar, y pastelitos de membrillo. Aparte de eso, me aburrí. El único momento en el que pude interactuar con las chicas, fue jugando a la pelota. El resto del tiempo, no tenía ni idea de sobre qué cuchicheaban y se reían ad nauseaum. En la noche fui a un bar con mis tíos. Nos tomamos unas cervezas y comimos Carlitos (que son sanguches de miga, para variar, solo que tostados.) Por primera vez en días pude entablar una conversación decente. Hablamos de mi primo, de la universidad, de política, de la vida, del pasado, del presente y del futuro. Esa noche me quedé pensando, que "ser adulto" debe querer significar que uno puede mantener mejor una conversación con cualquier otro adulto (así sea veinte o treinta años mayor o menos que vos) que con un adolescente (aunque mi prima y yo técnicamente seamos de la misma generación.) Por ejemplo, mis tíos copiaron cds y cds de música de mi computadora (desde Juan Luis Guerra, Sui Generis y Sabina hasta Santana y The Beatles); sin embargo mi prima decidió no grabar nada porque sólo encontró un par de artistas que le gustaban y para colmo las canciones que yo tenía de ellos "ya estaban viejas" (porque eran de hace siete años cuando era yo la que tenia catorce años y no ella.) La verdad es que me he llevado mucho mejor con mi tía de lo que me hubiese imaginado. La otra noche cocinando empezó a cantar una canción de Sandra Mihanovich y se trabó porque no sabía como seguía la letra, y yo se la terminé. Era una canción que cantaba mi madre: "Algo esta sucediendo y tiene que ver con todos, ponerse en movimiento tal vez sea el modo." El domingo hicimos asado (no hay nada como un asado con morcilla, chorizo, y carne argentina con chimichurri… terminado con helado de dulce de leche!) En la mesa mi tío y mi prima se pusieron a tirarse una pelota que ella se había ganado en la feria, y la abuela, enseguida, protestó "Eeeeh… en la mesa nooo!"... "chiiicooos!" le terminamos la frase mi tía y yo a coro, y todos nos cagamos de la risa. A los cinco minutos suena el teléfono, y como estábamos todos en casa, nos miramos por un segundo con cara de sorpresa, y enseguida dijo mi tío: "Esa es tu mamá." Y tal cual. "Que haces, hermano?" le pregunta mi madre. "Alimentando a tu cría" le responde mi tío. Si hay algo que he oído en esta semana en Villa Angela han sido frase que terminen en "… como la madre": "habla como la madre", "viste como la madre", "acoge gatos callejeros como la madre", "Y! Tenia que ser! Como la madre!"





Sunday, November 12, 2006

Argentina - Capitulo 1: BUENOS AIRES I

agosto 13, 2006

Hace mucho que no estaba en un vuelo con comida de verdad, donde hubiera almohadas, frazadas y audífonos en todos los asientos. Me impresionó que había una pantalla individual en cada asiento, o sea que uno podía estar viendo una película (on demand, con pausa para ir al baño y todo) mientras el de al lado veía videos musicales o cartoon network. Tanta resultó ser la hospitalidad aérea brasilera que a todos los pasajeros nos regalaron unos paquetitos con peine, cubreojos, y cepillo y pasta de dientes - y eso que este vuelo era $500 más barato que el promedio del mismo viaje con aerolíneas gringas! El viaje fue muy largo: ocho horas a Sao Paulo, tres horas de espera, y dos horas y media más a Ezeiza, el aeropuerto internacional de Buenos Aires. Basta con decir que terminé pensando mitad en portugués. Al principio se me lenguaba la traba entre el gracias y el thank you, y al final me salía el obrigada en automático. Además, para decir la verdad, el acento en inglés de la tripulación era tan terrible que les entendía más el portugués. Bueno, tuve oportunidad para practicar las boa noites y otras frasecitas que me enseñó mi roommate en la Universidad y ex-compañera de trabajo brasilera. En Ezeiza me esperaba Murli y un viajecito en remís (Argentina es el único país, que yo conozca, en el que separan los taxis en dos especies diferentes: los remises que se ven como autos normales, y los taxis que están pintados de amarillo y negro.) Total que, después de la charla de bienvenida de la vecina de Murli, no me fui a dormir hasta pasadas las cuatro de la mañana - y yo había salido de mi casita en Miami a las ocho de la mañana del día anterior!

Sospeché, seriamente, que estaba en mi tierra natal cuando, medio dormida, fui al baño y me quedé mirando el inodoro pensando: "how in the world do I flush this thing?" Sonreí de mi propia estupidez cuando se me vino a la mente una imagen: el baño de la antigua casa de mi abuela en Lomas de Zamora, Buenos Aires, y el botón en la pared. Levanté la mirada y ahí estaba. Argentina, también, es el único país, que yo conozca, en el que los inodoros no tienen tanques externos, sino que el tanque se encuentra dentro de la pared, y en los cuales no se baja una palanca para "tirar la cadena" sino que se aprieta un botón. También es uno de los pocos países (no el único porque este fenómeno lo vi en Italia y me han dicho que existe también en Francia) en el que no hay baño en el que falte bidet (que a los extranjeros les parece otro inodoro, pero que resulta que en vez de tragar agua, la escupe - el chiste de los Argentinos es que el resto de los habitantes del continente Americano son unos sucios porque se limpian el culo solamente con papel, en vez de lavárselo con agua como toda gente decente.) También me pareció estar en Buenos Aires cuando entré a la cocina y vi los azulejos de la pared, tan típicos, y la pava (en la que se calienta agua para el mate) sobre la estufa. Tuve una segunda visión, esta vez del antiguo cuarto de mi abuela, cuando Murli cerró la persiana (externa) de la ventana, tirando de una pesada cinta en la pared (otro objeto puramente Argentino.) Tienen que entender que no estaba cansada, ya casi me arrastraba! Murli welcomed me a su cama como si fuera nuestra, fed me racimos de besos, pressed his need for me against my body, tried to undress me and feel my skin, whispered sweet words to my ears ... and I failed to burst into passion flames. Esa noche soñé que Luly se casaba con un españolito que se iba a hacer cura y quería que yo fuera la sacerdotisa que celebrara el matrimonio. Me di cuenta de que realmente estaba en Argentina, no a la mañana, sino a la tarde siguiente, cuando Murli me despertó con besitos y me dijo "te traje facturas para desayunar."

Ya era tan tarde cuando me levanté que casi enseguida nos fuimos al Internet café donde trabaja Murli. Allí estuve en el Internet y trabajando en mi laptop en unos grant applications. Salí un rato, a dar una vuelta y comprar empandas y sanguches de miga. Los sanguches de miga, que yo sepa, también existen solamente dentro de las fronteras Argentinas. Están hechos como de un pan de molde, mas delgadito y sin bordes. Compré también las empanadas más raras (o exclusivamente argentinas, como se quiera poner) que encontré: de ricotta con verdeo, y de berenjena y cebolla.

Encontré Buenos Aires hecho mierda, como siempre: los niños que te venden estampitas, los autos destartalados que fácil deben tener cuarenta años andando, las veredas (amplias, sí, pero rotas,) el miedo permanente de que pase un loco corriendo y te arranque la cartera, etc. Con el frío y las lloviznas heladas de invierno todo se ve aún más triste, más viejo, más sucio. Eso sí, sobran los árboles. La cantidad y tipo de árboles en la calle, la arquitectura, y los autos (Renault, Peugot, Volkswagen, Volvo, FIAT) me recuerdan que sí, que Buenos Aires no podría verse mas Europeo. Y ... con el frío que hace no se puede ser muy latino tropical que digamos! Recuerdo que cuando vi Madrid por primera vez me pasó lo mismo que me había pasado en Roma: se me pareció muchísimo a Buenos Aires! (aunque supongo que será al revés, no?)

Camino de vuelta a la casa, Murli compró lo necesario para preparar pasta con una salsa de tomate y ají con vino tinto que le salió para chuparse los dedos . Esa noche brindamos "Porque el mundo es chiquito!" con copas de vino Malbec mendocino que nos salio 3.50 pesos la botella. Sobra decir que nos bajamos la botella, y bastó un solo beso que empujara humo de marihuana por mis pulmones, para dejarme hablando estupideces. Nos reímos comparando Argentina y Panamá. Nos deleitábamos con la inesperada presencia del otro, contrastada por la cotidiana comodidad, la certeza del amor, y la invariable confianza. No en vano our memories together span five years and three different countries. Llegué a Argentina arrastrando achaques, cargada de humo, de mala vibra, with a black aura. He cleansed me, nurtured me, hugged me through the very cold nights, and made me feel loved. Me fui al día siguiente, apenas devolviéndole el gesto, agradecida, pero conciente de haber mantenido mi distancia ... aunque sigo sin saber por qué.

En Retiro, la enorme estación de buses de Buenos Aires, todo el mundo se detenía cuando en la tele mostraban imágenes de los bombardeos en Líbano. La gente protestaba frente a la embajada de Israel junto con la iglesia católica y la asociación judía por la paz. Fue una acción interreligiosa (islámica, católica y judía) para manifestar el repudio de la gente hacia los gobiernos Israelí y Estadounidense por el genocidio, así como la solidaridad con las naciones árabes. Un rabí decía que el gobierno Israelí ya no tiene excusas frente a la humanidad, y exhortaba a la gente a sumarse al clamor pacifista, asegurando que hoy en día ser anti gobierno israelí no es ser antisemita. Yo observaba, maravillada, lo que es el poder de la gente reunida. Mientras comía una medialuna y me tomaba un submarino (que en Argentina es un chocolate caliente que se hace hundiendo una barrita de chocolate en una taza de leche hirviendo,) me reconfortaba darme cuenta que no me lo había inventado, que era cierto que fuera de Estados Unidos la gente suele tomarse como responsabilidad propia cambiar las situaciones injustas.

Tuve que esperar más de tres horas hasta que saliera el ómnibus. Pero no se me hicieron largas porque me compré en un kiosco (otra cosa muy Argentina, un puestito callejero, en este caso donde se venden revistas y libros, pero también los hay de caramelos y otros dulces) el ultimo libro de Isabel Allende: Mi País Inventando, pensando en compartirlo con Cris a la vuelta a Miami, ya que en él, Allende habla de su nostalgia, sus recuerdos de Chile, y lo compara con California, donde reside actualmente. Quizás deba también llevarle de regalo, aparte de la camiseta de Sumo que me pidió, no una de Sui Generis u otra de Los Fabulosos Cadillacs, sino otro libro de poesías de Neruda, para que se las aprenda y así yo poder seguir experimentando esa sensación de que me derrito cuando me las recita en la cama. Mientras tanto, mi principal entretención desde que dejé Miami ha sido leer. Cuando viajo siento que voy dejando atrás libros como un árbol deja hojas. No me molesta esperar horas "en soledad" por un bus o un vuelo. Puedo, no, soy feliz leyendo y escribiendo por horas. Ya en el vuelo de Miami a Buenos Aires me había terminado un libro sobre El Chavo del Ocho, escrito por Bolaños. Además, durante estos días he podido poner finalmente en orden todas las notas que tenía sobre Miami, acumuladas ya hace muchos meses, en una redacción más o menos continua y mínimamente lógica. Obviamente, resultó que necesitaba distanciarme para poder escribir sobre lo que he vivido en South Beach. Entre esas memorias y estas notas de viaje cualquiera diría que me agarré una diarrea de letras! Es que me sobra el tiempo y todos los días me parecen domingo. Además, el ambiente me inspira. Argentina me penetra, la respiro, y se me sale en carbón y tinta - me pasa que escribo.